La última batalla


Tunnel rats
12 abril 2009, 12:34
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Tanto la historia que envuelve a la construcción de los túneles, y lo que ello supuso en el desarrollo de la Guerra de Vietnam es apasionante y una tarea digna de admirar.
La guerra de los túneles supuso el enfrentamiento entre el ingenio y esfuerzo de un pueblo que se encuentra en inferioridad respecto a una gran potencia y que tiene que arreglárselas para llevar a su terreno al enemigo para obligarle a luchar de una forma que esa superioridad fuera lo menos efectiva posible, a la valentía y decisión de unos soldados que fueron llamados a filas para participar en una guerra (no declarada), lejos de sus fronteras y que se presentaron voluntarios para unas misiones prácticamente suicidas.

En la Guerra Colonial contra los franceses los túneles fueron usados para guardar armamento y para proteger a la población civil. Al igual que los usados años mas tarde, fueron construidos manualmente con útiles de agricultura.
Estaban formados por tres niveles (10, 15 y 20m) y la tierra era sacada con pequeños capazos de mimbre trenzada.

Esa tierra se tenía que ocultar, ya que su color rojizo podía ser un claro indicio de que se estaban construyendo refugios y almacenes subterraneos. La solución adoptada fue simple, arrojarla al mar. (Años mas tarde se aprovecharían los cráteres producidos por las bombas).

Con el inicio de los bombardeos americanos se recuperó la idea de los túneles, y su grado máximo llegó en la amplia red de Cu Chi que tenía como principal objetivo infiltrarse en Saigón. A diferencia de los anteriores, estos túneles fueron construidos con objetivos militares, y la técnica en su diseño fue mejorada. Los techos fueron apuntalados para que resistieran los bombardeos, se habilitaron espacios para atender a los guerrilleros heridos, salas de mando, almacenes, centros de fabricación de explosivos…etc.
También se tuvo en cuenta el tamaño, y por eso los pasadizos tenían unas reducidas dimensiones que impidieran que un occidental de tamaño normal pudiera introducirse en ellos (se afirma que las dimensiones eran de 80x80cm).

Las tareas de destrucción de dichos refugios fueron complicadas. En un primer momento los ingenieros usaron medios mecánicos como arados y bulldozers, pero pronto se vio que no era efectivo y además la densa jungla impedía en muchas ocasiones su acceso.

También se probó inundarlos, pero los Vietcong lo habían previsto mediante la construcción de pozos que lograban evacuar el agua.
Finalmente se optó por crear un grupo de voluntarios que colocara las cargas explosivas manualmente, los Ratas de tunel.(antes de hacerse oficial su sobrenombre se los llamó “corredores de túneles” y “hurones”)

Se usaron explosivos convencionales, explosivos de carga hueca, torpedos Bangalore, y otros sistemas innovadores como introducir un tubo de gran longitud y rellenarle mediante bombeo con un explosivo líquido. Todos estos métodos tenían sus inconvenientes y se buscaron alternativas que impidieran la estancia de las personas en su interior, así que los agentes químicos y aerosoles tomaron el relevo.

Se creía que algunos de estos agentes químicos permanecerían en las paredes de los túneles y los harían inhabitables durante meses, pero la densa jungla y las condiciones climáticas “devoraban” este tipo de dispersantes químicos.
El método más eficaz resultó que fue el uso del acetileno combinado con explosivos convencionales. Cuatro metros cúbicos de este gas podían demoler 50 metros cúbicos de tierra, y aunque su volatilidad suponía bastante riesgo, fue el mas efectivo.

De todas formas los túneles no fueron nunca erradicados, y hoy en día por 4 dólares los visitantes recorren unos pocos metros acondicionados (y ensanchados) para poder hacerse una idea del lugar donde los ratas entraban y se la jugaban.

Muchos de estos veteranos acuden allí como terapia médica. Estos hombres que al toparse con una simple raíz se les erizaba el vello pensando en una posible trampa, y que en ocasiones morían anónimamente, necesitan comprobar que la guerra terminó, que el pueblo vietnamita es acogedor y que el país es ahora muy diferente.
No cabe duda que estos túneles tienen un gran valor histórico y emblemático.


En 1965, las Fuerzas Militares de EE.UU. eran tan poderosas que podían derrotar a cualquier Ejército sobre la faz de la tierra. Pero no por debajo

Los Ratas de Túnel fueron ese grupo de especialistas formado entre los soldados de EEUU, Australia y Nueva Zelanda cuya misión era introducirse en los túneles subterráneos, eliminar a los enemigos, obtener información y posteriormente destruirlos.

Como ya se ha dicho, el Vietcong creó una extensa red de complejos subterráneos, algunos eran auténticas ciudades, ya que contaban con almacenes, polvorines, cocinas, dormitorios e incluso pequeños espacios destinados a enfermerías y puestos de mando.

La conocida fortaleza subterránea de Cu Chi estaba formada por una red de túneles que cubría unos 250 kilómetros y unía la frontera oeste de Camboya con las afueras de Saigón y que albergó a hasta 10.000 personas…
En estos túneles se planeó por ejemplo la Operación de la ofensiva del Tet (1968) en el más absoluto de los secretos.


Recreación de la sala subterránea donde se planificó la Ofensiva del Tet

Los soldados que formaban esta unidad eran de pequeña envergadura para poder arrastrarse sin dificultad por el interior de los estrechos pasadizos y tremendamente valientes y decididos para afrontar día a día los peligros que les esperaban en el interior (muchos hispanos cumplían ambas características).
Debían estar listos para luchar a oscuras con los norvietnamitas, y en múltiples ocasiones eran objeto de trampas que se tendían mediante la colocación de minas, estacas de bambú, ingenios explosivos, y otras más macabras como la inundación de curvas para dejar atrapado un gas letal o la liberación de serpientes, escorpiones, hormigas, murciélagos y arañas venenosas.

Los Ratas bajaban a los complejos de túneles equipados con un cuchillo, una pistola como la Browning M1911, las alemanas Luger o Walther o revólveres y una linterna de codo.

Otras veces también portaban máscaras antigas, granadas, explosivos y equipos de transmisiones. Algunos morían en su misión, y su cuerpo debía ser extraído a la superficie por sus compañeros para que no taponara los estrechos pasadizos y poder realizar una posterior incursión.

Los túneles eran construidos por los agricultores con ayuda de herramientas manuales y usando arcilla a modo de hormigón.
Cuando el nivel de la capa freática lo permitía, se construían varios niveles separados por compartimentos estancos que aislaban el resto frente a la acción de gases o explosivos. Las trampillas que separaban los niveles eran difíciles de detectar, y hacían creer a los americanos que el túnel era corto, cuando en realidad daba acceso a una amplia red de galerías.
Había también túneles falsos y otros muy estrechos y cavados en zigzag para que sólo los mas ágiles pudieran pasar y dificultar la línea de tiro de posibles intrusos.
Las entradas a los túneles estaban muy bien camufladas y eran tremendamente estrechas. El Vietcong solía colocar minas y trampas explosivas cerca de las entradas a complejos importantes a modo de disuasión.

Para los hombres del Vietcong la vida en los túneles era increíblemente dura, el aire estaba viciado y la comida ya de por si escasa, se pudría con rapidez. Los insectos y la suciedad hacían que se propagaban enfermedades como la malaria y otras infecciones.
Pero a pesar de ello, la vida continuaba y todo lo que no se podía desarrollar en la superficie se hacía allí (se celebraban bodas, se fabricaba armamento a partir de piezas americanas sin detonar, allí nacían los niños…etc)

Los túneles fueron descubiertos durante la Operación Crimp. Esta Operación comenzó el 7 de enero de 1966 y terminó seis días después. Formaron parte en ella unos 8.000 hombres de la 1 ª División de Infantería, de la 173 Brigada Aerotransportada, y el Regimiento Real Australiano. Fue en ese momento la mayor operación militar llevada a cabo en el sur de Vietnam.
A pesar de contar con la ayuda de los helicópteros para agilizar los movimientos, los soldados americanos y australianos eran objetivos de constantes de emboscadas y para total confusión y desesperación, los enemigos parecían posteriormente volatilizarse. Eso hizo suponer la existencia de túneles.
Durante una de estas contradicciones sucedida el día 11 de Enero, el Sargento Stewart Green se sentó sobre el suelo y notó un pinchazo. Pensando que había sido picado por un escorpión o una serpiente comenzó a remover las hojas que cubrían el suelo para buscar qué animal le había mordido. A los pocos segundos vio que se había pinchado con un clavo. Un examen más minucioso permitió descubrir una trampilla de madera que servía de entrada a uno de los túneles que tantos problemas y quebraderos de cabeza les había causado.
En un principio los estadounidenses usaron humo, agentes químicos, y explosivos para limpiar túneles, así como perros para localizar a los guerrilleros. Pero la dureza de la tierra, las rápidas reparaciones nocturnas del Vietcong y las trampas en que caían los animales, hacían que esas acciones fueran en vano. Así pues, viendo que los resultados no eran satisfactorios, se siguió la táctica de los australianos (que desde un primer momento introdujeron a sus hombres en los túneles).


Preparando las conexiones para la detonación de los explosivos

Entonces, se puede afirmar, que como consecuencia de la Operación Crimp, mas tarde renombrada como Operación Buckskin se crearon los equipos de voluntarios para la limpieza de túneles, conocidos posteriormente como Ratas de Túnel y a cuyo mando se situó al Capitán Herbert Thorton, convirtiendo a este grupo en una Unidad de Élite.

A partir de entonces se comprendió que la destrucción de túneles no era una política eficaz, ya que en su interior podían encontrarse documentos y mapas que reflejaran los movimientos y tácticas del Vietcong.

Los ratas actuaban en equipos reducidos, algunos transmitían información a la superficie a través un cable telefónico, pero muchos preferían evitar ese equipo y concentrarse exclusivamente en los posibles movimientos que oyeran dentro del túnel.
Los «Scouts de Kit Carson», (antiguos guerrilleros del Vietcong), acompañaban a los ratas para confundir a lo norvietnamitas que se escondían en los recodos de los túneles.

El trabajo, de todos estos hombres era muy estresante ya que el ambiente era terriblemente angustiante y claustrofóbico, acopañado siempre de un constante nerviosismo que ponía a prueba el estado mental de los soldados. De vez en cuando alguno se derrumbaba y salía gritando y llorando. Una vez que esto ocurría, no se les permitía bajar de nuevo.
Si el entrar al túnel era peligroso, el salir también lo era. Una vez que se iba a subir, el rata debía hacer sonar un silbato para que los hombres que estaban en la superficie supieran que era uno de ellos, ya que a veces entraban sin la guerrera (a pecho descubierto) y la suciedad podía propiciar una equivocación fatal.
Una de las reglas de oro de estos valientes era el recargar el arma antes de disparar cuatro veces, con el objeto de evitar que los enemigos pudiesen saber cuando se quedaban sin municiones. Estas operaciones, al igual que el cambiar la pila o la bombilla de la linterna eran ensayadas en la superficie tanto a oscuras como en las posiciones que debían adoptar bajo tierra.

En 1967se creó un “Kit” especial para estos hombres. Se incluía una pistola del calibre .38 con silenciador (el sonido de un disparo en un túnel era terrible para recuperar con prontitud el sentido del oído), una gorra en la que se añadió una lámpara (sistema utilizado por los mineros), y un equipo de comunicaciones con auriculares y micrófono. Cada uno de estos equipos individuales tuvo un costo de 728 dólares, pero pronto se observaron deficiencias. El silenciador del revolver del .38 era muy largo, haciendo que el equilibrio del arma fuera malo y por tanto difícil de manejar, además el haz de luz para ayudar a apuntar se consideró innecesario, ya que los túneles eran de tramos cortos y estrechos.La enorme funda también fue también un fracaso, era incómoda para utilizarla en tan poco espacio.
La lámpara situada en la cabeza tampoco era muy útil, la visera la obstruía y solía fallar el interruptor. Además tendía a deslizarse sobre los ojos del portador, lo mismo que sucedía con el auricular que formaba parte del sistema de comunicaciones, el cual no duraba mucho tiempo en su sitio sin caerse.
Se entregaron 250 equipos.

Hoy en día, estos túneles forman parte del día a día en la vida de los turistas que visitan Vietnam, y son un buen reclamo para que los visitantes ocasionales que acuden a esos “Parques temáticos” que entre tiro y tiro de los M-16 o AK-47 que se alquilan a quien lo desee, pueden recordar a los valientes que dejaron sus vidas unos metros un poco mas abajo.


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